Pioneros

El Diablo
Rojo

Caseros 2001

En la pared del fondo cuelga desafiante al paso del tiempo una Amerio Italiana, pistera para mas datos, ella era la debilidad de Don Justo Mendez, que la eligio de entre todas para que sea la suya aunque quiza por respeto nunca la monto. Y tenia experiencia el hombre, un hijo de espanoles que hace 60 anos decidio montar una bicicleteria, que con el paso del tiempo se transformaria en el hogar de las bicicletas de los reyes magos de todos los pibes del barrio. Don Justo ha fallecido pero su esposa, Dolores Esvert Grau, hace gala de su sangre catalana y a puro coraje mantiene en pie El Diablo Rojo.
Con sus 78 anos atiende y maneja el local. Mira atenta la rueda de una bicicleta que tiene problemas ya que la cubierta no encaja bien en la llanta. Revisa, palpa y da su veredicto, por supuesto irrefutable. Busca entre los estantes y sin dudarlo encuentra en un instante un par de rollers numero 34, despues con solo echar un vistazo ubica un asiento para reemplazar el de una rodado 20 atacada por un perro. Dolores es pura actividad, hasta tiene tiempo para invitarnos a recorrer sus recuerdos.
Enumera todas y cada una de las casas en las que vivio en Caseros, en la calle Hornos, en Belgrano, en Av. San Martin, en cada rincon del barrio tiene un recuerdo. Los bailes de carnaval de El Triunfo, las recomendaciones para desandar las cuadras hasta el cine Paramount, los viejos vecinos, Regueiro, Gigliotti, la partera Bar o la Fundicion Benelli, todo esta fresco en la memoria, y sale a la superficie una vez mas, como si se levantara el asfalto de avenida San Martin para descubrir el empedrado.

A los 20 anos Dolores se caso en la iglesia de La Merced con Justo, previamente habian cruzado la barrera para casarse en el Civil de Av. San Martin. Con el tiempo llegarian tres hijos. A los 22 anos era madre por primera vez, llegaba Hector, actualmente radicado en Miami, luego Mabel y por ultimo Carlos. Todos ellos crecieron y se formaron en un hogar basado en el respeto y el esfuerzo, con la imagen de ese hombre laburante, acompanado por una mujer inquebrantable, que vendian bicicletas en cuotas a todo el barrio.
El requisito para acceder el credito era simplemente conocer la casa, "se iba con la bicicleta hasta la casa de la gente, se la dejaba alli y en el momento arreglabamos cuanto se pagaba por mes, muchas veces centavos, lo unico que queriamos era saber donde vivia el interesado, despues anotabamos las cuotas en unos libros enormes, era otro pais". En la decada del sesenta la cosa empezo a cambiar, Caseros ya no era pueblo y se debio cambiar la modalidad de trabajo. Llegaron los nietos, siete en total, y la aventura de Carlos, amante del modelismo, de recorrer el mundo trabajando en un barco.
Este ultimo volveria despues de dos anos para poner su propio negocio al lado de la bicicleteria, una jugueteria, MIKIS. Ya no hay bicicletas como la vieja Legnano y se anora el valor que se daba antes a la amistad, pero a cambio hay mayores comodidades y una biznieta.
Dolores sigue firme en su lugar, entre camaras, gomines y relucientes kartings y triciclos, apostando a los 78 anos por el futuro, pero con solidas bases en sus raices, en su lugar, en su amado Caseros, en esas calles que recorrio del brazo de Don Justo, un hijo de espanoles que esta presente en cada rincon de ese sueno hecho realidad de 60 anos, El Diablo Rojo, donde en una pared del fondo su duende le saca brillo a una hermosa Amerio Italiana.

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