Pioneros
Pizzeria
Otonelli
Juan Carlos tiene aproximadamente ocho anos, acaba de salir del Paramount donde no se pierde ni un miercoles las peliculas seriadas. Es probable que el heroe alla quedado al borde un precipicio, o que las bella dama este atada a las vias del tren, puede que alla quedado pendiente la resolucion de un duelo de titanes, pero lo que es seguro es lo que sigue.
Pizza en
Otonelli. Todavia hoy se emociona si recuerda los aromas, los azulejos, el
humo de la muzzarella que preanuncia la fiesta. "No existe en el mundo pizza
mas rica que la de Otonelli". Esa pizzeria que nacia en 1936 y de la que Alejandro
Dolina inmortalizaria su Sopa Inglesa en tantas trasnoches de radio. Juan
Carlos Borro ha crecido y no puede creer lo que acaba de saber. Es 1997 y
Jose Montesano esta cansado, ha decidido cerrar Otonelli, un bastion del tiempo
en Caseros, una de las tradiciones mas sentidas del lugar se marcha inexorable.
Entonces aquel pibe de ocho anos hecho hombre no lo duda, pese a que no sea
su fuerte se mete de lleno en el negocio de la gastronomia. Se siente con
la valentia de Cisko Kid, con el coraje de Tarzan, con los suenos intactos,
le parece ver a don Otonelli y don Borroni cargando de Quebracho Colorado
el horno a lena y sabe que no se ha equivocado. En cada rincon del establecimiento
se huele la historia que lleva esa grande de muzzarella hecha por Mingo y
Vicente, como siempre, como si no hubieran pasado 40 anos de su llegada al
local y Juan Carlos sabe que vale la pena el esfuerzo.
Nadie ignora que en la mesa del fondo algun fantasma sigue ahogando su desengano
en un moscato, nadie olvida al padre que celebra la llegada de su primer hijo
con fugazzeta y merengue de dulce de leche, todavia se puede ver al endomingado
corte principe de Gales de esos novios eternos...
Los anos
dorados la vieron como pizzeria y rotiseria hasta 1957, cuando don Jose la
compro, pocos anos despues Montesano emplearia a un paisano de tan solo 17
anos al que le ensenaria el oficio, Mingo Azaritti, quien aun hoy sigue empleando
la receta de entonces y a pura sonrisa posa divertido para la foto. Absolutamente
todos los entrevistados para este ejemplar senalaron a Otonelli como "la pizzeria
de Caseros", es uno de los pocos puntos en los que no hay discusion. Desde
su local de siempre, en la calle de 3 de Febrero, nos muestra la historia,
esa que nos devuelve las raices, la misma que nos recuerda el llanto de pibes
por otro flan mixto, o la mirada de aquella novia primera que coqueta sonrie
con mohines despues de la matinee del Paramount.
Juan Carlos mantiene viva esa tradicion, ese recuerdo permanente, esa historia
tan nuestra, que solo los Caserinos podemos entender. Para el resto Otonelli
es quiza solo un mito, una leyenda, de una trasnoche radial.